viernes, 24 de mayo de 2013

Posted by Juan Rincones On 6:00 a.m.

“Un varón de vosotros perseguirá a mil; porque Jehová vuestro Dios es quien pelea por vosotros, como él os dijo.” Josué 23:10. 

¿Para qué contar las cabezas? Un hombre que está con Dios es mayoría aunque hubiere mil en el bando contrario. Algunas veces nuestros ayudadores podrían ser demasiados para que Dios obre por medio de ellos, como sucedió con Gedeón, que no pudo hacer nada hasta no haber incrementado sus fuerzas gracias a que disminuyó sus números. 

Pero el ejército del Señor nunca es demasiado pequeño. Cuando Dios quiso fundar una nación, llamó únicamente a Abram y le bendijo. Cuando quiso vencer al altivo Faraón, no usó ningún ejército, sino únicamente a Moisés y a Aarón. El “ministerio de un solo hombre”, según lo llaman ciertos sabios, ha sido usado mucho más por el Señor, que grupos entrenados con sus oficiales. ¿Acaso todos los israelitas juntos mataron a tantos filisteos como lo hizo Sansón solo? Saúl y sus ejércitos hirieron a sus miles, y David a sus diez miles. 

El Señor puede dar amplias ventajas al enemigo y a pesar de ello vencerlo. Si tenemos fe, tenemos a Dios con nosotros, y, entonces, ¿qué son las multitudes de hombres? Un perro pastor puede pastorear un gran rebaño de ovejas. Si el Señor te envía, oh hermano mío, Su fuerza alcanzará Su propósito divino. Por tanto, descansa en la promesa, y sé valiente. 

La Chequera del Banco de la Fe.
Charles H. Spurgeon 
Traducción de Allan Román 

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